El ajo es una de las mejores plantas que se pueden cultivar en casa. Es súper fácil y barato. No te guste su sabor, pero comer un bulbo de ajo al día realmente hace milagros por tu cuerpo. El ajo es un alimento simple que ofrece fuertes propiedades curativas.
El ajo es rico en sustancias nitrogenadas, sodio, potasio, selenio, calcio, magnesio, silicio, ácido sulfúrico, ácido fosfórico, vitamina C, D, B, fitoesteroles, extractos, y aceites esenciales.
Contiene phytoncides, como la alicina, que se forman durante la destrucción mecánica de las plantas, lo que significa que debes triturar o pulverizar el ajo para disfrutar de los máximos beneficios. Los investigadores creen que la alicina tiene un fuerte efecto bacteriostático que cura las infecciones mucho más rápido. El ajo está lleno de propiedades anti-hongos, lo que hace que sea más poderoso que muchos de los antibióticos utilizados en la actualidad.
Necesitas:
· 1 bulbo de ajo
· Tierra abonada
· 1 contenedor
Instrucciones:
Utiliza una buena cabeza de ajo.
Toma un pote grande y llénalo con la tierra abonada. Separa los dientes y pon cada diente verticalmente a una profundidad de 1 pulgada. Cubre los dientes con una pulgada de tierra.
Mantén el pote en una zona expuesta al sol.
Coloca agua en el pote cuando comienza a secarse, lo mismo que se hace con cualquier planta de interior.
Corta las verduras cuando tengan 3 o 4 pulgadas de alto, y deja una pulgada para que puedan volver a crecer. En algún momento, los brotes dejaran de crecer.
Cuando se sequen y se vuelvan marrones, desentierra los dientes y cada uno de ellos debería haber formado una cabeza llena. Toma un diente y empieza de nuevo.
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